Los traumas psicológicos desempeñan un papel importante en el desarrollo y la persistencia del dolor crónico y los enfoques psicoterapéuticos clásicos suelen ser inadecuados para tratar estas afecciones.
Las intervenciones psicoterapéuticas utilizadas habitualmente con pacientes afectados por dolor crónico se han centrado durante mucho tiempo principalmente en estrategias de afrontamiento disfuncionales y patrones de comportamiento maladaptativos.
Esto ha dejado completamente invisible la influencia que los acontecimientos estresantes/traumáticos de la vida y el estrés emocional pueden tener en la sensación y en el procesamiento del dolor.
El dolor físico no es sólo la experiencia sensorial del dolor, sino que generalmente viene con una dimensión emocional significativa.
Esto se debe a que los sistemas neuronales involucrados en la percepción y el procesamiento del dolor están conectado con información emocional.
Esta carga emocional no sólo determina aspectos fundamentales como la gravedad o la aflicción del dolor, sino que también influye significativamente en su persistencia.
¿Qué tienen que ver las emociones con el dolor físico?
Hay una fuerte superposición entre la red de procesamiento del dolor con las regiones de procesamiento emocional del cerebro. De hecho, la experiencia del dolor es el resultado de la actividad de las células que transmiten la señal del dolor (los nociceptores) al cerebro juntos a los procesos emocionales.
La sensación de dolor también puede ser provocada por otros tipos de información, como sentimientos, atención, recuerdos, y todavía podemos sentir dolor incluso en ausencia de una estimulación física a los receptores de dolor.
Pensemos por un momento en el «dolor del miembro fantasma»: este es el caso de una persona que continúa sufriendo años después de una amputación, y el dolor proviene de una parte del cuerpo que ya no existe.
Sin embargo, debido a la larga y profunda experiencia previa del dolor, una especie de «memoria del dolor» ha permanecido sin procesar, y ahora «recuerda» el dolor constantemente.
La regulación endógena del dolor
Junto con el sistema de procesamiento del dolor, el sistema nervioso humano también posee un complejo de sistema endógeno de regulación del dolor.
Este sistema es capaz de bloquear la percepción del dolor y actuar como un filtro para las informaciones que vienen del cuerpo, de modo que no percibimos el dolor como que estamos de pie, sentados, o saltar, y en situaciones de grande peligro la percepción del dolor desvanese temporalmente.
Este sistema puede ser interrumpido por una cantidad extrema de estrés o un trauma, y llevar a la situación de que los estímulos que no suelen ser dolorosos ya no se pueden filtrar y por lo tanto se convierten en dolor. Por eso, después de un trauma psicológico, el dolor crónico es un síntoma común.
¿Qué tienen en común el dolor crónico y el TEPT?:
El dolor crónico es muy frecuentemente comórbido con el trastorno por estrés postraumático.
El 25 a 93% de los pacientes con TEPT reportan también dolor crónico, lo que corresponde a un valor de 2 hasta 5 veces la tasa de dolor crónico en la población general.
Además, entre los pacientes con dolor crónico se encuentran altas tasas de TEPT, que oscilan entre el 22 y el 49% , que corresponde al valor de 2 hasta 4 veces la tasa de TEPT en la población general.
En otras palabras, el trastorno de estrés postraumático y los síndromes de dolor crónico coexisten más allá del simple hecho aleatorio, lo que significa que existe un vínculo muy estrecho entre estos dos síndromes.
El dolor representa un síntoma somatosensorial del trastorno de estrés postraumático, como un «flashback del dolor», de la misma manera en que los flashbacks son una representación de los recuerdos traumaticos en el trastorno de estrés postraumático.
El hecho de que el dolor pueda volverse crónico a través del procesamiento disfuncional o incompleto de experiencias traumáticas, o incluso recuerdos de traumas físicos, ha estimulado la investigación en el uso de la terapia EMDR en el tratamiento de síndromes de dolor crónico y síndromes de dolor de miembro fantasma y los resultados son asombrosos.
¿Cómo funciona la terapia EMDR con el dolor crónico?
El sistema de procesamiento de la información del cerebro se mueve naturalmente hacia la salud mental. Si el sistema está bloqueado o desequilibrado por el impacto de los recuerdos de dolor, el dolor puede quedarse allí, causando un sufrimiento intenso.
Los recuerdos de acontecimientos estresantes y dolorosos a menudo aparecen como «congelados» en el sistema nervioso.
Todas las imágenes, pensamientos, sentimientos, sensaciones corporales, sonidos u olores que uno ha grabado durante la situación estresante aparecen como si todavía estuvieran sucediendo.
La estimulación bilateral, que representa el núcleo de la terapia EMDR, permite al cerebro desbloquear el procesamiento incompleto y proceder en el almacenamiento funcional de estos recuerdos, reduciendo el desborde emocional y físico que los caracteriza.
La terapia EMDR para el dolor crónico comienza con una recogida completa de la biografia, para evaluar e identificar cualquier evento traumático en el pasado, particularmente si está relacionado con el dolor.
Muchos casos de dolor crónico son el resultado de procedimientos quirúrgicos después de accidentes, cirugías de urgencia, tratamientos contra el cáncer.
Durante esta fase el paciente recibe mucha información sobre las conexiones entre el trauma, el dolor y la respuesta emocional. Después de eso, comienza el reprocesamiento de esas experiencias.
Al principio estaremos apuntando a los recuerdos más emocionalmente estresantes hasta que la cantidad de molestia relacionada con estos recuerdos descienda y alcance el nivel minino/cero.
Llegado a este punto el paciente ya estará percibiendo el beneficio de la terapia EMDR, en muchos aspectos de la vida.
Después, se apunta a las sensaciones de dolor actuales o residuas y se reprocesan.
EMDR estimulará el sistema de procesamiento del dolor de una manera que las memorias de dolor se resolverán de manera adaptativa.
Al final de esta etapa, el dolor se reducirá significativamente o se disipará, y el objetivo principal de la terapia se habrá logrado.
Para completar el tratamiento y reasegurar contra futuras recaídas, una etapa final se centrará en las plantillas futuras: cómo el paciente se enfrentará a problemas futuros y posibles desencadenantes del dolor.
Esta parte de la terapia EMDR es muy importante para desarrollar estrategias de afrontamiento funcional para el futuro y considerar la terapia realmente cerrada.
Es importante que siempre tengas en cuenta que al usar EMDR, tu propio cerebro operará la sanación.
Tu sistema nervioso sabe exactamente qué hacer y lo que necesita.
¡Por lo tanto, no es necesario hacer o cambiar algo activamente!
¡Deja que lo que tenga que pasar, pase!
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